jueves, 14 de abril de 2011

La niña de las palomas

La niña de las palomas
corretea por la plaza,
y sus cinco primaveras
son augurios de esperanza.

De muñeca de cristal
han hecho su bella cara
y sus azulados ojos
parecen de porcelana.

Gacelilla saltarina
llena de vida y de gracia
corre y salta sin cesar
tras las palomas de plata.

Vuela con ellas jugando,
liviana suelta sus alas
e imita sus movimientos
como si fuera una garza.

Cuando descansa agotada
debajo de alguna palma
las palomas le rodean
como si fuera su hada.

Entonces, muy sonriente,
con cuidado, abre una caja,
y con gesto generoso
de arroz llenan sus dos palmas.

Las palomas vienen prestas
y en sus dos manos recalan
y con sus picos ingieren
el arroz que les regala.

El día se va obscureciendo
pues ya la tarde se acaba,
las palomas se recogen
en el pino de la plaza.

Adiós les dice la niña,
las palomas en las ramas
corean un dulce arrullo
que a la niña llega al alma.