lunes, 14 de mayo de 2012

PGO de Santa Cruz

No se pueden hacer las cosas peor, y en consecuencia causar  más daño a los ciudadanos afectados por este disparatado PGO de Santa Cruz. Los edificios de una ciudad no nacen espontáneamente, como las setas, hay una legislación y unos trámites que cumplir y unas tasas que pagar para recabar el correspondiente permiso de edificación, según las normas que afectan a cada zona de la ciudad. Si estas viviendas que han catalogado de fuera de ordenamiento cumplieron con estos trámites, antes de ser edificadas, a ¿qué viene ahora esta decisión tan peregrina, por aplicarle un calificativo benévolo, que las deja fuera de la ley? No entiendo nada de nada, y comprendo la indignación de los ciudadanos afectados.

No quiero pensar que en la ciudad, cada uno construyera ilegalmente, a su antojo, sin seguir directrices de ninguna clase, sin que existiera, por parte del ayuntamiento, la vigilancia pertinente y la llamada al orden. Esto sería una dejación imperdonable, por parte de los gobernantes municipales, y a quienes habría que pedir reponsabilidades sería a ellos. Tanto en un caso como en otro, el culpable no es el ciudadano, sino el ayuntamiento. Pero en esta "politocracia", si los atropellos los comete la administración, no hay nadie que le exija que pague el mal causado. ¿Dónde está el dinero deufradado de mil maneras?.¿Ha sido devuelto a las arcas des estado?

He tenido la desgracia de que el catastro cometiera un error que afectaba a mi vivienda habitual, multiplicando por dos los metros cuadrados construidos, con lo que tuve que pagar una doble contribución urbana. Llevo un año peleando, haciendo escritos y más escritos, para demostrarles a estos señores su error, no el mío. He tenido que desplazarme a Santa Cruz para hablar con el técnico encargado de este asunto, he realizado múltiples llamadas telefónicas, y al día de hoy, aunque parece ser que la solución viene de camino, aun no se ha resuelto este error cometido por la máquina burocrática que nos aprisiona. El trabajo y las molestias que he tenido que sufrir valen mucho más que la cantidad de dinero que me tienen que devolver. Gracias a que, por estar jubilado, puedo yo hacer todos estos trámites e igualmente  redactar todos los escritos, porque de haber tenido que pagar un abogado, no me hubiera sido posible.

Estamos gobernados por una máquina insensible, irracional, lenta e ineficaz, llamada administración pública.