lunes, 18 de enero de 2010

El viejo marino

Sentado en el viejo muelle,
con la cachimba en los labios,
imagina, soñoliento,
el marino, su pasado.

Ya no sale a navegar,
las fuerzas le están faltando,
su barco lo mandan otros,
él se queda descansando.

Ya no surca el mar bravío
con las olas batallando,
ni galernas peligrosas
amenazan su buen barco.

Ya no despliega sus velas
por los mares navegando,
ni siente el viento que mueve
su velero de tres palos.

En su retina conserva
gran parte de su pasado,
y cuando dormita, solo,
todo lo va recordando.

Piensa en aquellas nativas
de las islas que ha pisado,
bellas muchachas morenas
que le dejaban prendado.

Amaneceres azules
en palmerales dorados,
y atardeceres de fuego
en su mirada grabados.

Vuelve a vivir, con nostalgia
recordando, ensimismado,
las visitas a los puertos
y los amores gozados.

Se pierde curioseando
en las callejas, cansado,
y se enzarza en largas charlas
con marinos jubilados.

No vive el viejo marino,
en él vive su pasado,
sus experiencias, recuerdos,
su barco nunca olvidado.

Hoy todo vale.-P-

A pesar de que uno ya está curado de espanto, por los años y por los fantasmas diarios que quieren llamar nuestra atención, esto no quiere decir que la lógica haya perdido su sensibilidad y no sepa distinguir los colores del arco iris.

Hoy quiero referirme a las manifestaciones de ciertos personajes políticos y religiosos de nuestro país. Comenzaré por la desafortunada comparación, por ponerle un epíteto suave, que hizo el obispo Munilla con la catástrofe de Haití. ¿Este señor no vive en esta Tierra ni siente las tragedias de los seres humanos? Debe estar en un hiperuranio ideológico que le impide ver la realidad de las cosas, es la única forma de enterder sus manifestaciones. Ni real ni teológicamente, como él se quiso excusar después, tienen sentido sus palabras. La Edad Media queda ya muy lejana....

La segunda perla que quiero comentar hoy se la debemos a Leire Pajín. Hablando de la ayuda que España iba a hacer a Haití, con ocasión de su destructor terremoto, no perdió la ocasión para alabar y hacer propaganda de su jefe de filas. Aprovechar una ocasión como ésta para hacer política rastrera de partido, me parece de una indignidad intolerable y dice muy a las claras qué clase de persona es la que aprovecha una tragedia de esta índole para obtener rentabilidad política.

La tercera florecilla se la debemos al Sr. Rubarcabal, maestro en decir medias verdades. Refiriéndose a la disminución de la emigración ilegal, daba dos razones, como causantes de esta desaceleración migratoria : La primera la labor de los cuerpos de seguridad del estado y la segunda la cooperación con otros países. Sr. ministro creo que la razón primera y principal se la ha callado Vd., no porque la desconozca, sino porque no deja nada bien parado a su gobierno.
La principal razón no es otra que el enorme paro que padecemos.¿A qué vienen los emigrantes, a pasear por nuestas ciudades?.- La información hay que darla con veracidad, aunque a veces no sea muy grato el hacerlo.