No quiero volver a pisar
el camino recorrido,
ni volver a hollar mis pisadas,
porque ya no quiero herirlo.
Busco nuevas sendas,
sin monotonía, y olvido
las rutas ya transitadas,
creando nuevo camino.
Mil senderos me conducen
al único y feliz destino,
la felicidad es la meta,
no equivoquemos su signo.
Indicadores falaces
nos mostrarán, con ahínco,
desviaciones engañosas
que nos atraen con su brillo.
La felicidad no exige
ningún otro sacrificio
sino saber distinguir
lo falso de lo verídico.
viernes, 29 de enero de 2016
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