sábado, 27 de octubre de 2012

Los radicalismos antidemocráticos.

Triste y lamentable acontecimiento el del colegio de los Salesianos de Mérida, y esto ha sucedido porque los radicalismos, sean del género que sean, son enemigos de la democracia. La democracia implica respeto por los demás, por sus derechos, por su forma de comportarse y hacer las cosas, por sus idearios políticos y religiosos, y esto el radicalismo no lo tolera. El radicalismo sólo ve un camino, el suyo, y cierra los ojos para no ver la variedad de sendas que existen a disposición de los que libremente quieran seguirlas. Si en su mano estuviera las borrarían para que todos los ciudadanos se vieran obligados a transitar por el camino que ellos han trazado, engrosando su rebaño y fortaleciendo su ejército.

IU no se distingue por su talante democrático, ella estaría más a gusto con otra clase de régimen, siempre que fuera el suyo, nunca ha respetado la decisión de los españoles, cuando en las urnas les han sido adversos, cosa habitual en esta democracia, y sobre todo cuando los que han ganado las elecciones ha sido la derecha, como es su argot expresivo, y sus líderes se han expresado manifestando su lucha y su malestar por la decisión que ha tomado el pueblo.

El triste acontecimiento de los Salesianos de Mérida es un botón más de su talante antidemocrático. Las escaramuzas del Sr. Gordillo, de Marinaleda, es otra muestra más de lo mismo. Pero el caso de Mérida es mucho más grave, por su fondo y por sus formas. Se atenta directamente contra las personas, unos pacíficos ciudadanos que están en su recinto de trabajo, cumpliendo con su deber de impartir enseñanza a unos centenares de niños. Se invade un centro y se atemoriza a sus moradores con gritos y amenazas de muerte.
Los ciudadanos exigimos que, en un estado de derecho como el nuestro, se aplique la ley, sin paliativos de ningún género.

Y lo peor del caso es que los dirigentes de IU, en lugar de condenar estas conductas delictivas, salen en su defensa atacando a todos los que de alguna manera vituperan estos procedimientos y a los que tratan de aplicar la ley.