domingo, 10 de julio de 2011

Otra forma de gobernar

España hace ya bastante tiempo que dejó de ser un pueblo de analfabetos funcionales, sin criterios propios ni recursos para creárselos. El vivir de herencias ideológicas ya pertenece a la historia, sobre todo para los más jóvenes, que por su mejor formación intelectual son capaces de formar su ideario propio. Hoy la sociedad demanda de los políticos otra forma de gobernar, más eficaz, con menos gastos, más administración y menos personalismo.

No se puede consentir, en pleno siglo XXI, que los políticos que salen elegidos en unas elecciones, antepongan sus ideologías, su forma de ver y hacer las cosas a las exigencias y necesidades del pueblo. Al pueblo nos interesa muy poco la forma de pensar, sino la de hacer. Una persona formada y honrada es capaz de gobernar y encajar dentro de cualquier grupo, las ideologías lo que hacen, con frecuencia, es separar, aislar, marginar, hacer de barrera.

 Es inconcebible que en un ayuntamiento estén gobernando concejales sin formación alguna, teniendo en la oposición a personas bien formadas. Hay que llegar, una vez formado el consistorio, a aprovechar al máximo
a los mejores, todos han sido elegidos por el pueblo. Ya sé que para esto, mucho tienen que cambiar las cosas, pero no quiero pecar de iluso. Si nuestros políticos no tuvieran en su pirámide de valores, su ideología y afán de poder en el vértice, sino el servicio al pueblo, se gobernaría de otra forma.