No busques felicidad
por las calles y senderos
que en la vida te han trazado
anteriores camineros.
Ni en la gloria conseguida
en efímeros eventos,
ya que nace y se marchita
como rosa con el viento.
Ni en beldades caprichosas
que ofuscan tus sentimientos,
rompiendo tu intimidad
e hiriendo tu pensamiento.
Ni en negocios ni riquezas
que ciegan, con desacierto,
las fuentes inspiradoras
de tus más nobles deseos.
Ni en charangas bulliciosas
ni en festejos pasajeros
que atolondran sin cesar
los más nobles pensamientos.
Ni en estériles venganzas
de enemigos, que perdieron
su tiempo y su dignidad
en ofensas y denuestos.
Ni en homenajes rendidos
por aquellos que supieron
valerse de tu bondad,
y granjearse tu aprecio.
No busques felicidad,
pues ésta nunca se encuentra
fuera de tu propio ser
ni su existencia es externa.
La felicidad se enjendra
como una niña pequeña,
se cultiva y se le mima
como una flor hogareña.
viernes, 15 de enero de 2010
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