Precedido por el mozo
que toca el tambor,contento,
parándose por doquier
va en su burro el pregonero.
Llegado a las cuatro esquinas,
la gente espera en silencio
y escucha con atención
el bando del pregonero.
Con voz potente y sonora,
montado sobre el jumento,
va repitiendo las frases
que el alguacil va leyendo.
Terminado de cantar
el pregón, a los del pueblo,
la gente comenta siempre
lo que dice el bando nuevo.
A unos le parece bien,
otros, que no están de acuerdo,
y caminando a sus casas
se retiran en silencio.
El pregonero prosigue
como en procesión,de nuevo,
su caminar por las calles
hasta que pare en el cerro.
Allí repica el tambor,
el burro se está durmiendo,
pues más le pesan los años
que lo que pesa su dueño.
Los vecinos van formando
un corro, en cuyo centro,
parece que Sancho Panza
se encarnara en este pueblo.
De nuevo va pregonando
lo que el guardia va diciendo,
y así hasta acabar las calles
de este ilustre ayuntamiento.
Así se informaba entonces
a los vecinos del pueblo,
lo que la corporación
había llegado a un acuerdo.
viernes, 23 de abril de 2010
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