miércoles, 2 de marzo de 2011

Calle Quintana.-Puerto de la Cruz

Es la calle de Quintana
hervidero de turistas,
sendero de mis paseos,
y muestra de las floristas.

Todos pasean distendidos,
aquí nadie tiene prisa,
curiosean en los bazares
regateando a las chicas.

Se paran a contemplar
estatuas que tienen vida,
que se inclinan cadenciosas
si les das una propina.

Vestidas de mil maneras,
siempre que sean llamativas,
pero no siguen la moda,
sus formas son más sencillas.

Brujas con gorro y escoba
estrafalarias y altivas,
que te miran de reojo
si sacas fotografías.

Sirenas fuera del agua,
con sus piernas escondidas
entre escamas que simulan
la cola de una sardina.

Pintorescos personajes
sacados de una película,
Charlot con su bigotito,
Mary Poppins y su sombrilla.

Alegres se oyen los sones
de una bulliciosa música,
es la acordeón que toca
el músico de la esquina.

Otras veces son guitarras
las que sus cuerdas agitan,
o el harpa que dulce toca
una bella señorita.

También el cupón pro ciegos
lo vende Pepe en la esquina,
y el turista se le acerca
a ver si la suerte pica.

San Francisco y las campanas
de su reloj, a la cita
nunca falta a cada hora,
y con su bronce repican.

Todos los días por ti paso
calle Quintana, bonita,
es un placer contemplarte
siempre tan llena de vida.