Me encanta mirarte a la cara,
besar esos ojos que siento
su mirada clavarse en mi alma
cuando yo entre mis brazos te tengo.
Tu sonrisa provoca sonrisa,
riachuelos que se unen en un mismo lecho
y que juntos discurren alegres,
cantarines, por riscos eternos.
Sembrando ilusiones mañana,
trigo de oro lanzado a voleo
que la tierra sabrá germinar
en espigas de amor y de afecto.
Tu voz melodiosa me llega
y penetra en mi alma, por dentro,
y retumba sonora en mi oido
repitiendo mil veces su eco.
Si te acercas, serena, a mi lado,
tu aura encantada yo siento
que inunda mi casa de paz
transformando esta tierra en mi cielo.
martes, 10 de mayo de 2011
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