sábado, 23 de marzo de 2013

Concierto

Ya no voy más al concierto
porque lo tengo en mi casa,
sin instrumentos de viento
ni percusión, ni guitarras,

ni violines chilladores,
ni saxofones, ni flautas;
los metales y las cuerdas
son materiales sin alma.

Yo escucho un concierto vivo
en el jardín de mi casa,
de siringes vibradoras
que cantan por la mañana .

Son coros que se contestan
con bellos timbres de gala,
y a veces unen sus trinos
para anunciar la alborada.

Los mirlos en el durazno
tañen su pico de flauta,
y  responden, afinados,
los canarios de la jaula.

El capirote encantado,
saltando de rama en rama,
se suma al coro de mirlos,
y ser solista  reclama.

Los verdipardos canarios,
que libres vuelan y cantan,
se suman a sus congéneres
que gorjean en la jaula.

Y yo, extasiado me quedo
mirando tan bella estampa,
y escuchando complacido
el concierto de mi casa.