Los nórdicos nos acusan a los meridionales de poco productivos e ineficaces, y aunque no comulgo con la idea de que el hombre se debe al trabajo, sino todo lo contrario, entiendo que llevan parte de razón. Las causas son muy diversas y no voy a entretenerme ahora en analizarlas.
La productividad, en muchos casos, no acompaña a las horas trabajadas, hay algo que no funciona en nuestros esquemas productivos, y sobre todo falla la mentalidad del trabajador que no se siente integrado en la empresa, la considera como algo ajeno, algo que solamente pertenece al dueño. Es posible que sus condiciones de trabajo sean también poco integradoras, que no susciten en él espíritu de superación alguna, al ver que no existen incentivos que le animen a incrementar la producción.
Los problemas en el mundo laboral son múltiples y complejos, unos, a veces, tienen solución, sobre todo cuando dependen de la empresa, pero otras veces, cuando dependen de terceros, o de la evolución de los gustos o usos de la sociedad, son insalvables, y entonces no hay más remedio que el cierre de la empresa.
Los sindicatos decimonónicos que tenemos en España poco ayudan a resolver los problemas laborales, sus métodos son del todo ineficaces, con una huelga o con una manifestación por las calles no se soluciona nada, y a veces se empeora.Estos señores, si quieren servir a los trabajadores tienen que cambiar ya sus métodos ineficaces, a no ser que se contenten con vivir del erario público y hacer de vez en cuando alguna escaramuza, para que se entere la gente de que están vivos.
Los sindicatos, hoy día, tienen que colaborar eficazmente para que las empresas funcionen y se creen puestos de trabajo, ese es el mejor servicio que pueden hacer a los trabajadores, sobre todo a los trabajadores en paro.Si hay productividad, podrá haber reparto de riqueza, en caso contrario solamente se podrá repartir pobreza y miseria.
Los empresarios, los grandes y los pequeños, nunca se deben considerar como enemigos a batir, sino como creadores de riqueza con los que hay que colaborar. No es bueno para el país, como sucede en España, que los sindicatos sean la continuación de dos partidos políticos, y que ejerzan más de políticos que de sindicalistas. Hay que buscar soluciones eficaces para resolver los problemas y no, como sucede muchas veces, contribuir a que se incrementen éstos. Necesitados unos sindicatos libres, sin estar supeditados a partido alguno.
viernes, 19 de octubre de 2012
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