Deja que viva mi vida,
que me equivoque mil veces,
que comience los caminos
y cambie de pareceres.
Que gaste hasta agotarla
esta fortuna, que a veces,
quiere robarme quien trata
que, incauto, caiga en sus redes.
No me impongas tus ideas
disfrazadas de placeres,
que yo pensaré si acepto
las promesas que me ofreces.
No quieras acompañarme
por los campos y ciudades,
no quiero la compañía
que coarta voluntades.
Mi vida está saturada
de leyes y prohibiciones,
y mi libertad sin alas,
no vuela sin ilusiones.
Sin ilusiones no vuelo,
es el viento quien me lanza
a encontrar nuevos caminos,
a vivir con esperanza.
Quiero caminar por ellos,
a descubrir agua clara,
a encontrarme con los hombres
y mirarles a la cara.
A sentir cómo se expresan,
quiero escuchar su palabra
palabra de caminante
pronunciada con voz blanca.
Quiero sentir cómo son,
sin vestiduras que engañan,
con bordón de peregrino,
sin compromisos que atan.
Quiero conocer al hombre,
quiro conocer su alma,
sin colores que la oculten
ni componendas malsanas.
Quiero vivir libremente
respirando en la montaña,
quiero que sean mis caminos
arroyuelos de agua clara.
domingo, 30 de enero de 2011
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