martes, 16 de agosto de 2016

Visceralidad

Si hay algo que no sirve para hacer política es la visceralidad, el camino en este tema nunca es la línea recta, hay que ir serpenteando, esquivando uno y mil obstáculos para arribar a puerto. Por eso en España nos encontramos con este grave problema de la falta de entendimiento, porque los jóvenes, que quieren aspirar a la Moncloa, han demostrado que son viscerales en exceso. Les falta madurez política y les sobra ambición. Son incapaces de bajarse de su burro y, por desgracia, su cabalgadura no pertenece a la remonta nacional. Los resultados electorales no les sirven para reflexionar y ver lo que quiere el pueblo, sino que los usan como armas arrojadizas para sus batallitas partidistas y, en alguno de los casos, personales. Es una equivocación que para ejercer cualquier profesión se exija una formación de varios años, y para dirigir la nación valga cualquiera. Así lo estamos pagando.