jueves, 7 de febrero de 2013

A los 23 niños victimas de Eta


Segaron los campos tiernos
con guadañas de la muerte,
sembrando dolor y pena
cortando los tallos verdes.

Truncaron sus cortas vidas
de criaturas inocentes,
le negaron la existencia
insensibles delincuentes.

La maldad se ha disfrazado
de patriotismo rebelde,
ni el candor de la niñez
sensibiliza a esta gente.

Las flores lloran de pena,
han cortado de repente
los capullos sin abrir,
sin colores en sus frentes.

Van esparciendo en la Tierra
semilla de negra suerte
emisarios de Luzbel
que a los ángeles dan muerte.

Las mentes dudan si hay
otra lógica que piense
encriptada en sus cerebros,
que no sea la dura muerte.

No hay luz que la sinrazón
alumbre en sus fieras mentes
que pueda justificar
la barbarie de esta gente.