miércoles, 4 de abril de 2012

Mi viejo campo

Me asaltan mil inquietudes
en esta vida tranquila,
quieren quitarme la paz,
todos luchan a porfía

por sembrar mi viejo campo
con inquietantes semillas,
que conviertan mi vivir
en un erial de espinas.

Pero antes de esta siembra,
los surcos de tierra viva
que componen mi colmena
guardan frondosas semillas

sembradas por jardineros
a lo largo de mi vida,
y luchan, como anticuerpos,
por tener mi tierra limpia.

Apuntan a mi cerebro,
a mis neuronas activas,
para que tomen reposo
y mi organismo no rijan.

A veces mi vieja casa
soporta vientos y envidias,
pero no tienen la fuerza
para romper la armonía

de  mi espíritu, que vela
por conservar la alegría
de una vida placentera,
serena, sabia y tranquila.

Nunca dejaré que arraiguen
malezas con sus espinas
en mi huerto, ya cansado,
y que desgarren  mi vida.