viernes, 5 de noviembre de 2010

Cuidado con las modas

Estamos rodeados de modas, de formas de comerle el coco a los que se dejan llevar por la corriente y no examinan ni profundizan en las ideas y en las prácticas, antes de aceptarlas como propias. Esta manera de actuar es muy general, y los avispados que quieren imponer sus ideas lo saben muy bien. Existen modas de todas clases, pero hoy me voy a referir a una clase muy especial, y que para muchos pasa desapercibida porque no tiene ni maniquies ni modelos que nos la presente, es la moda ideológica.

    Los políticos echan mano de este recurso para mentalizar a la ciudadanía y teñirles las neuronas del color de su ideología. Se hacen campañas en los medios de comunicación, supervalorando ideas y colocándolas fuera del lugar que les correspondería en una escala objetiva de valores. Recuerdo que cuando empezó la democracia en España, había una fiebre contagiosa de "lo democrático". El patrón para medir la bondad o la conveniencia de un hecho, no era la justicia o la bondad, sino si ese hecho era democrático o no. En gran parte de la sociedad había tal confusión, que parece que el resto de los valores habían pasado a segundo término.

    Hoy día, se hacen campañas, a veces de auténtica intoxicación, con problemas o ideas que no favorecen para nada la convivencia de los ciudadanos, presentándolas como panacea para conseguir objetivos beneficiosos, pero en  realidad, lo que hacen es minar los cimientos de instituciones y conciencias. Se repite hasta la saciedad, una y otra vez, una idea hasta generalizarse y ponerse de moda.Todo el mundo quiere sembrar en el campo de nuestra mente y recoger su opípara cosecha, sin ser dueño de la tierra. Hay que estar muy atentos a los poderes públicos  porque tienen en su mano los medios necesarios para mediatizarnos e inducirnos por los caminos que a ellos les interesan.

Supresión de apellidos.

Estos políticos que soportamos no desaprovechan ni una ocasión para  pegarle un nuevo bocado a la manzana de nuestra libertad. Ahora le ha tocado el turno a un grandísimo problema, por el que la sociedad, en pleno, estaba clamando su urgente solución, era un clamor que atronada en calles y plazas en toda España. ¿Cuándo los políticos, que mal interpretan esta democracia, van a ser sensibles con los deseos y aspiraciones del "pueblo soberano" y se van a dejar de andar por libres, legislando a su imagen y semejanza, obligando a los ciudadanos a cumplir leyes que ni necesitan ni desean?.-¿A qué vienen estas imposiciones?

     Ya existe la posibilidad de cambiar el orden de los apellidos de los hijos, siempre que los padres se pongan de acuerdo. Creo que con esto es suficiente. El que el orden de los apellidos se ponga por orden alfabético me parece un disparate más, a los que ya nos tiene acostumbrados este bendito gobierno. Si se sigue esta pauta, dentro de varias generaciones habrán desaparecido de la nómina española la mitad de los apellidos, todos aquellos que empiecen por letras situadas en los últimos lugares del abecedario.¿Es esta una ley inteligente? ¿A quién se le ha ocurrido semejante barbaridad?....

      Señores políticos, dejen que el pueblo programe su vida libremente. Y Vds. dedíquense a gobernar, a solucionar los verdaderos problemas del país, que no son pocos, y no se entretengan en detalles sin importancia.

Amantes de Teruel




He visitado en Teruel
a sus amantes dormidos,
ya han pasado muchos siglos,
pero su amor aún percibo.

En marmóreo aposento
San Pedro les da cobijo,
y al visitante reciben
con sus brazos extendidos.

Aquí laten dos amores,
por los hombres perseguidos,
pululan entre las tumbas
sin caer en el olvido.

Los amores de Isabel
y de Diego, por los siglos,
vivirán en el recuerdo
de Teruel y de sus hijos.

No se puede destruir
el amor, como enemigo,
los cuerpos son los crisoles
el amor siempre está vivo.

Se puede romper el frasco
sin tocar su contenido,
no se sustenta en sus bordes,
ni necesita algún nido.

El amor es soberano,
nunca es vasallo cautivo,
libre, rompe las cadenas
que construye el egoismo.

El amor vive de amor
los pueblos viven de mitos,
no hay nada como el amor
para llenar los vacíos.