viernes, 5 de noviembre de 2010

Amantes de Teruel




He visitado en Teruel
a sus amantes dormidos,
ya han pasado muchos siglos,
pero su amor aún percibo.

En marmóreo aposento
San Pedro les da cobijo,
y al visitante reciben
con sus brazos extendidos.

Aquí laten dos amores,
por los hombres perseguidos,
pululan entre las tumbas
sin caer en el olvido.

Los amores de Isabel
y de Diego, por los siglos,
vivirán en el recuerdo
de Teruel y de sus hijos.

No se puede destruir
el amor, como enemigo,
los cuerpos son los crisoles
el amor siempre está vivo.

Se puede romper el frasco
sin tocar su contenido,
no se sustenta en sus bordes,
ni necesita algún nido.

El amor es soberano,
nunca es vasallo cautivo,
libre, rompe las cadenas
que construye el egoismo.

El amor vive de amor
los pueblos viven de mitos,
no hay nada como el amor
para llenar los vacíos.

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