jueves, 29 de noviembre de 2012

Por fin



Por fin oímos una voz política autorizada, aunque ya carente de poder oficial, que piensa lo mismo que el pueblo, no se si será porque ya no tiene que renunciar a ningún sillón o porque los años y la nueva perspectiva ha cambiado su visión de las cosas. Me refiero a Felipe González, quien ha afirmado en el foro "Debate sobre la organización territorial del Estado", que España no soporta cuatro administraciones superpuestas. Esto lo venimos diciendo los ciudadanos por activa y por pasiva, pero los señores políticos, aquellos que tienen que poner remedio a esta situación, hacen oídos sordos, porque son los beneficiarios y artífices de este problema.

España no tiene una sola crisis, la económica, no, existe una mayor que ésta y es la institucional, que es la que ha generado la segunda.Y a esta crisis institucional le damos poca importancia, por aquello de que directamente no nos quita ni el trabajo ni la vivienda ni el sustento, pero sí indirectamente. No hubiera habido crisis económica si los Reinos de Taifas no hubieran despilfarrado el dinero que no tenían ni se hubieran hecho cargo de las Cajas de Ahorros, que con anterioridad tenían una economía saneada. Si el Gobierno Central y el Banco de España hubieran velado por el bien común, no tendríamos ahora que lamentarnos de la situación presente.

La España actual, yo la comparo con un viejo camión, un poco destartalado, al que se le ha instalado un gran motor, con un número inmenso de caballos, que sería propio para mover un barco. Cada vez que se pone en marcha el motor, tiemblan y se desacoplan todas las partes del desvencijado vehículo, además de gastar un dineral en combustible. A todas vistas le sobra motor, no hace falta para nada este exceso de potencia para mover una mediana carga.


Las autonomías se han transformado en pequeñas repúblicas, no en medios de acercamiento de la administración al pueblo, como era el espíritu con que nacieron, y sus gastos a más de ser innecesarios son insoportables.