El capitalismo nunca ha tenido límites ni tabúes para conseguir su objetivo, que no es otro que amasar riqueza y más riqueza.Usa cualquier medio, por muy inhumano que éste sea, con tal que le proporcione pingües ganancias. Si tiene que disfrazarse, nunca preguntará de qué, con tal que no falte de este disfraz una buena bolsa.
Uno de los disfraces que usa el capitalismo es el ideológico. Aunque pareciera que su ideología natural fuera la de derechas y mientras más radical más connatural, hay casos en los que pasa la raya y se coloca al otro lado. Su olfato ha detectado que esta maniobra le proporcionará grandes ventajas sociales que desembocarán en pingües ganancias, y se arrima al sol que más calienta.
Hay periódicos que se proclaman paladines de una determinada ideología y ponen sus plumas y sus páginas a su servicio, pero no gratuitamente, sino a un alto precio.Saben que tomando esta postura se beneficiará grandemente, pero si la torna cambia, son muy solícitos para recoger velas y mandarse a mudar a otra parte. Para ellos no hay ideologías sino patrones que paguen bien.
Lo mismo sucede con ciertos personajillos que se han enriquecido a la sombra de sus padrinos, presumen de progres e izquierdosos, supongo que será para poner a buen recaudo el capital que han amasado y que nunca compartirán con el pueblo necesitado.Ponen como escaparate la cultura, la suya, para disfrazar su auténtica finalidad, que no es otra, que su propio enriquecimiento, a base de subvenciones, ayudas y cualquier otro medio. No nos engañemos, cuando no hay valores éticos, los sustituyen los crematísticos.
sábado, 8 de diciembre de 2012
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