lunes, 5 de febrero de 2018

Sentir




Te he llamado sin nombrarte,
sólo con el pensamiento,
porque las palabras sobran
cuando el amor es eterno.

No hay distancias para oírte,
aunque no existan los vientos
que me traigan tu decir,
tu mensaje yo lo siento.

Mis ojos no necesitan
que yo contemple tu cuerpo,
porque dentro de mi ser
tu imagen marcada llevo.

Mi soledad no está sola,
no te lleva en el recuerdo,
porque tu luz la ilumina
al transitar mis senderos.

Siempre voy acompañado,
tu aura llevo por dentro
alumbrando mi vivir,
y suscitando mis sueños.

Ya no tengo que buscarte,
porque al fin he descubierto
que tú nunca te marchaste
de mi vida y de mi afecto.








Mala práctica

Hay ciertos modos de actuar que se imponen en contra de toda lógica, simplemente porque hay que alagar al que los comete, para que no peligre el negocio, y a base de repetir este proceder injusto, hay quien llega a creerse que es un derecho adquirido. El cliente no siempre lleva la razón, por más que ciertos adoctrinadores de masas quieran convencernos de que es así. Esto es anteponer el negocio, el dinero, a la dignidad de la persona trabajadora. Y eso no es justo, y por lo tanto no se debe consentir.
Lo mismo sucede en los espectáculos de masas, como es el fútbol, donde hay gente que se cree que en la entrada que comprar, pone con letra pequeña, que tiene derecho a insultar a los jugadores. Yo no veo mal, sino que lo veo justo, que un deportista que es insultado se defienda, y responda adecuadamente al que lo ha insultado. Eso de que el público puede decir lo que quiera, y el deportista tiene que aguantarse es un acto de esclavitud.