Hay ciertos modos de actuar que se imponen en contra de toda lógica, simplemente porque hay que alagar al que los comete, para que no peligre el negocio, y a base de repetir este proceder injusto, hay quien llega a creerse que es un derecho adquirido. El cliente no siempre lleva la razón, por más que ciertos adoctrinadores de masas quieran convencernos de que es así. Esto es anteponer el negocio, el dinero, a la dignidad de la persona trabajadora. Y eso no es justo, y por lo tanto no se debe consentir.
Lo mismo sucede en los espectáculos de masas, como es el fútbol, donde hay gente que se cree que en la entrada que comprar, pone con letra pequeña, que tiene derecho a insultar a los jugadores. Yo no veo mal, sino que lo veo justo, que un deportista que es insultado se defienda, y responda adecuadamente al que lo ha insultado. Eso de que el público puede decir lo que quiera, y el deportista tiene que aguantarse es un acto de esclavitud.
lunes, 5 de febrero de 2018
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