martes, 16 de febrero de 2010

Todos universitarios.-P-

Los que, por estar jubilados, disponemos de nuestro tiempo, y parte de él lo dedicamos a estar informados de los acontecimientos que pasan en el mundo y en nuestro entorno más reducido, nos encontramos con toda clase de opiniones, y ,claro está, a las que nos parecen un" poco raras", no le hacemos mucho caso; cada uno tiene la libertad de decir lo que le parezca, y por consiguiente, los demás también tenemos la libertad de hacerle caso o no.

Pero cuando las palabras vienen de la boca de un ministro del gobierno español, esto debe cambiar. El otro día salió el Sr. Gabilondo, ministro de educación, diciendo que hacía falta que al menos el 40% de los estudiantes fueran universitarios, no se si estaba en su mente decir que ese porcentaje se refería a universitarios que empiezan o que terminan. Y que esto ayudaría a salir de la crisis en que nos encontramos.

Mire señor ministro, no creo que Vd. desconozca la situación de miles y miles de titulados universitarios, de todas las ramas del saber, que hoy se encuentran en paro, después de haber sacrificado su tiempo y dinero en sacar un título que, hoy por hoy, le abre las mismas puertas que el de formación profesional de primer grado, para entrar en el mundo laboral. Licenciados universitarios trabajando de auxiliares, recepcionistas, peones...etc. y éstos son los que no han tenido la peor suerte, de encontrarse sin empleo.

Puede ser que se refiera Vd. a la disminución del paro. Si una gran cantidad de jóvenes dedican de 5-8 años a hacer una carrera universitaria, no demandarán un puesto de trabajo durante esos años, lo que evidentemente harán bajar las listas del paro. Pero como está claro, esto no es ni siquiera, parte de la solución.

Quisiera sr. ministro que hablara Vd. con estos universitarios que ven pasar los años sin conseguir la meta que se trazaron, antes de empezar su carrera. La frustación que sienten, la desesperación a la que llegan porque no encuentran un puesto de trabajo, que al menos tenga algo de relación con sus conocimientos. Formar un universitario, Vd. lo sabe, cuesta muchos esfuerzos y dinero, y no nos podemos permitir el lujo de derrochar y tirar todas estas potencialidades.

Tiene que haber una gran sintonía entre lo que demanda el mundo laboral y la formación que los gobiernos proporcionan a los ciudadanos, sobre todo a los jóvenes. Este estudio hay que hacerlo y mantenerlo al día.

Los huérfanos de la guerra.

Hombres malvados crearon
máquinas de dar la muerte,
dádiva no deseada por
nadie que vida tiene.

No hay demonios que el mal hagan
con perversidad tan fuerte,
como los que despiadados
la vida tornan en muerte

Arrasaron las aldeas
con crueldad impenitente,
segaron las plantas verdes
y las maduras, vivientes.

Algunos retoños, quedos,
se libraron de la muerte,
vagando por los caminos
buscando una mejor suerte.

Cual manada de corderos
indefensos sin cobijo,
los huérfanos aterrados
huyen con hambre y con frío.

No queda norte en sus vidas
que oriente su soledad,
ignoran desprotegidos
qué les espera pasar.

Arrasaron con el árbol
que les daba protección,
pues la familia han perdido
por crímenes sin razón.

¿Qué le espera al pobre niño
en este mundo perverso,
gobernado por tiranos,
que no sea guerra ni fuego?

En el mejor de los casos,
un puñado de hombres buenos
lo acogeran para cuidarlo
y enseñarle algún oficio.

Maldigo todas las guerras,
sembradoras de martirio,
que a criaturas inocentes
dejan sin padres ni amigos.