Voy buscando un gato negro
por los rincones del patio,
lo busco y no lo encuentro
y necesito encontrarlo.
De perder mucho dinero
en juegos, ya estoy cansado,
ni loteria ni quinielas
nunca jamás he acertado.
En navidad, el premio gordo
siempre me ha dado de lado,
huyendo despavorido
como si fuera asustado.
Ni siquiera una pedrea
alguna vez me ha tocado,
con un reintegro sencillo
tampoco he sido agraciado.
Nada, que tengo la negra,
que no gano ni un ochavo,
que la suerte no es mi fuerte,
me tiene desesperado.
He consultado adivinos,
a brujas y hasta abogados,
todos me sacan las perras
y más pobre me han dejado.
Hasta a los teleprogramas
con el móvil he llamado,
pero no dan con la tecla,
su piano está changado.
A la viejita de la esquina
también yo le he preguntado
si conoce algún remedio
que me resuelva este caso.
Al oído y susurrando
su secreto ha desvelado:
le toca la lotería
y se lo debe a su gato.
Un hermoso gato negro
de gustos muy refinados,
se cepilla con los décimos
mientras los mira maullando.
Voy buscando un gato negro
por la ciudad y por el campo,
lo cambio por lo que quieran
si es un mago consumado.
jueves, 24 de febrero de 2011
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