Oh mar de lisos cabellos,
quietud de azules remansos
domina tu atardecer
en las tardes de verano.
Eolo con sus peines finos,
por los vientos manejados,
riza con ondas de espuma
tu cabellera, de blanco.
Planicies largas, inmensas,
campos de barbechos vacuos,
abandonados por Ceres,
por Poseidón rescatados.
Inmensas cúpulas cubren
tus catedrales, que un manto
cristalino y transparecte
guarda en tu seno encantado.
Allí habitan las deidades
que reinan en el océano,
Titanes enardecidos,
por Júpiter obligados
a vivir entre las aguas,
en corales enjaulados,
entre sirenas cautivas
y volcanes apagados.
Anfítrite y Galatea
bellas ninfas del mar bravo
que a los argonautas salvan
de perecer ahogados.
Proteo, Glauco y Nereo
de las aguas soberanos,
engendran monstruos horrendos
y también ninfas de encanto.
La mar es el otro Olimpo,
con sus dioses consagrados,
con Poseidón como rey
de los mares y los océanos.
jueves, 16 de mayo de 2013
Suscribirse a:
Entradas (Atom)