Te venceré soledad,
aunque al inicio tu venzas,
yo derribaré tus muros
y torreones de piedra.
Liberaré, con constancia,
esta mi alma prisionera,
que aherrojaste, sin piedad,
en tus lúgubres tinieblas
Yo descubriré el camino,
buscando la luz primera,
y romperé, con mis manos,
las denigrantes cadenas,
que con saña y con maldad
me colocó la tristeza,
llenando de negritud
mi mirada, clara y tersa.
Recobraré un mundo nuevo,
sin horizontes de nieblas,
campos abiertos, diáfanos,
donde los ángeles vengan
a sembrar la flor de amor
para que llene la Tierra
y destierre para siempre
la soledad y la tristeza.
miércoles, 4 de mayo de 2016
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