- Si lo bueno o lo malo depende de la ideología del que lo juzga, corremos el riego de caer en un relativismo caótico.
- Cuánto nos equivocamos cuando queremos arrastrar a los pueblos a que vivan nuestra vida y nuestros valores, para que éstos sean felices.
- La felicidad está en la mente y no en las cosas materiales.
- No conozco a ningún sabio que sea un radical.
- Qué triste es concebir la vida como una lucha continua entre los hombres.
- A todos al nacer nos dan un saco vacío, llamado vida. El acierto o desacierto consistirá en saber de qué lo llenamos.
- Una sociedad en la que son vecinas la opulencia y la pobreza es una sociedad que moralmente ha evolucionado poco.
- La vida política española está llena de incongruencias.
- Si se niega el derecho a nacer, para qué sirven los demás derechos.
- La ética es humana no religiosa.
- No nos rompamos la cabeza pretendiendo que nos entiendan los políticos, ellos tienen otra clase de lógica, que aprenden en cuanto que tocan poder.
- Si todo el dinero que se derrocha y mal gasta se empleara bien, se acabaría con la crisis.
- Cuando, para justificar la cámara alta,-senado- se dice que es una cámara de representación territorial, yo me pregunto: ¿ A qué territorio representan los de la cámara baja, a Nueva Zelanda?
- Los recortes tendrían que haber empezado por disminuir esta pesadísima máquina administrativa con la que tratan de gobernarnos.
- Es una vergüenza la educación en España, pero este problema no se arregla con huelgas y algaradas, sino con trabajo.
- Hay individuos en la sociedad cuyo papel es envenenar todo lo que tocan.
- Es muy fácil hacer una revolución, lo que no es tan fácil es el día siguiente.
- Los políticos fracasados, si verdaderamente quieren servir al pueblo, tendrían que hacerlo desde su casa.
- Las horas de la desesperanza son eternas.
- Las fronteras son las cicatrices de la Tierra.
sábado, 27 de abril de 2013
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