viernes, 7 de octubre de 2016

Mi viejo barco




Varado está mi viejo barco
en el arenal de la rivera,
crujen sus maderos y chirrían
cuando lo azotan las mareas.

Yo lo contemplo al pasar,
inundado por la pena,
al ver su triste abandono
y su mástil sin bandera.

El, que cruzaba los mares
y vencía a las tormentas,
y besaba con su quilla
los colas de las sirenas,

Se encuentra ya desahuciado,
exhausto, ya no navega,
sus motores ya no rugen,
ya no despliega sus velas.

Ya no se mira orgulloso
en claras aguas serenas,
ni desafía a los vientos
ni lucha con las galernas.

Pues no tocará más puertos,
ni pintará más estelas,
ni acariciará las olas,
ni alumbrará noches negras.

La Luna le mira triste
recordando lo que era,
cuando miraba su cara
las noches que lucía llena.

El céfiro no acaricia
ni su proa ni sus velas,
y el huracán ya le extraña
en los días de tormenta.

Ya mi barco está varado,
la mar consuela sus penas,
pues sólo ya la contempla,
anegado de tristeza.