Cuando mis sienes se tiñen de plata,
los surcos crecen en mi tez dorada,
y los élitros no los mueve el viento,
siento más claro la vida pasada.
Marcado el camino desde el inicio,
llevado por sendas determinadas
no tengo poder para sustituirlas
ni tampoco para modificarlas.
Este corsé que oprime mi horizonte
marcando una frontera inamovible,
no me deja volar para salvarla ,
limitando mi vuelo a lo visible.
La vida no es un ave voladora
que cruza los espacios con los vientos,
sus alas no remontan las montañas,
no es cóndor que escriba en el firmamento.
La incertidumbre siempre revolotea,
gavilán con sus garras afiladas,
acecha , veloz se lanza en el vacío
buscando la imprudencia no pensada.
Fiel cumple con sus hitos señalados
si Artemisa no le niega su ayuda,
y unido su eslabón en la cadena,
cumplida su misión raudo se muda.
viernes, 21 de agosto de 2009
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