jueves, 30 de septiembre de 2010

Visita a la casa de Lorca.Valderrubio.

He visitado, en Valderrubio, la casa en la que Federico García Lorca vivió parte de su vida. Si soy sincero, tengo que confesar, que aunque íbamos un grupo de personas, desde un primer momento, supe abstraerme y penetrar en el tiempo pasado, imaginando las escenas
cotidianas de la niñez del niño Federico. Como fruto de esta visita, ha nacido el soneto siguiente.


Al visitar tu casa solariega
te he sentido detrás de cada muro,
tu espíritu y sentir de lo más puro
ha inundado los campos de la vega.

Sicofonías de poemas embrujados
por la fuerza del recuerdo y la nostalgia,
destilan y desgranan con su magia
sentimientos profundos inspirados.

Con tu luz desentrañas la ignorancia
radical que la mente infertiliza,
reduciéndola a muerte y esperanza.

Tu obra no se ha convertido en ceniza
porque la inmortalidad le acompaña.
El parnaso tu excelsa grandeza iza.

Tus ojos

No cierres las ventanas de tus ojos
que las tinieblas inundarán mi alma,
contemplando tus luceros con calma,
se tranquilizan todos mis enojos.

Tus ojos, bellos zafiros radiantes
difuminan mis penas y pesares,
todo es luz, estrellas de colores
que brillan en tu rostro rutilantes

Miradas que arrebolan y enternecen,
que olvidan las vivencias trasnochadas,
y crean horizontes que amanecen.

Duerme con tus luceros encendidos,
nunca soportaré no verme en ellos,
mis mágicos espejos conseguidos.

Felicidad

Felicidad es vivir a tu lado
mirarme en tus ojos abiertos,
sentir la quietud de tu espíritu fresco,
acariciar tus manos hermosas,
besar tus mejillas con un beso tierno.

Felicidad es pasear al alba
por praderas verdes y montes desiertos,
respirar la retama que encuentras
en sendas trazadas sin alquitrán negro.

Felicidad es oír en el prado
las aves cantar con trinos del cielo,
contemplar extasiado las flores
que visten los campos con trajes de ensueño.

Felicidad es contemplar las estrellas,
vibrando su luz en noches serenas,
olvidarte del mal y el dolor
y bañarte feliz en mil cosas buenas.

Felicidad es perderte en los mares
con las olas que quiebran,
contemplar horizontes azules,
sentir los confines que el amor acerca.

Felicidad es alegrarte, sincero,
del bien que acontece a tu lado,
de ver que los hombres
se sienten contentos.

Felicidad es escuchar el clamor
de los niños que juegan,
sus risas alegres, sonoras,
sus voces graciosas que suenan.

Felicidad es gozar un concierto
de música clásica, de música buena,
llenar de sentires tu espíritu
cuando los motivos tu alma serenan .

Felicidad es extasiarte ante un cuadro,
una obra maestra,
trasladarte en el tiempo y pensar
las cosas preciosas que hay en la Tierra.

Felicidad es pasar un buen rato
con amigos que nunca molestan,
que te hacen la vida agradable
y que atentos afecto te muestran.

Felicidad es compartir lo que eres
con los seres queridos que a ti te rodean,
momentos felices, caricias, regalos,
sonrisas que alejan tristezas y penas.

Felicidad es tener a tus hijos
todos juntos en la misma mesa,
contemplarlos y oir sus palabras
sus proyectos y su vida nueva.

Felicidad es jugar con tus nietos ,
esperar su nueva ocurrencia,
alegre, reirte con ellos
y gozar de su grata presencia.

Felicidad es un estado de ánimo
de buena conciencia, de paz verdadera,
de buscar generosas acciones
de saber escoger lo que vale la pena.

¡¡¡ F E L I C I D A D !!!

Caminante


Caminante por las sendas de la vida,
no vuelvas tu mirada hacia el camino,
el sendero se ha borrado con tu paso,
no hay retorno, mira al frente, que tu sino
te irá marcando los pasos que hay que dar
para agotar, los días de tu destino.

No te entretengas si encuentras
posadas en el camino,toma aliento,
no te pares, sólo son hitos que indican
direcciones obligadas que has de seguir, decidido.

No mires hacia los lados,
porque sólo hay precipicios,
y veredas que se cruzan y equivocan
los verdaderos caminos.

No te dejes engañar por falsos guías
que te salen a la orilla, cual mendigos,
y te piden porfiantes que les sigas
por extraños vericuetos, y atajos desconocidos.

No es fácil el caminar por una pista, rendido,
no son rosas lo que pisas ni el albero,
ni alfombras de fresca hierba,
solo polvo, lodo y piedras y agujeros.

El camino no es morada para nadie,
todos pasan, y se olvidan, convencidos,
de que el tiempo que emplearon en hacerlo,
es la etapa fatigada del romero y peregrino.

No cargues con muchas cosas,
son lastres innecesarios que te frenan,
que te impiden ir diligente y ligero,
y no dejan que al llegar al precipicio,
ingrávido, levantes tu rápido vuelo.

No hagas caso de los canes que te ladran
cuando pasan a la orilla del camino,
son fantasmas aparentes que no muerden,
y que quieren, impotentes, inocularte su miedo.

Sigue firme hasta que otees
el final del horizonte,
la meta ya está cercana
detrás del próximo monte.

Cansado y extenuado pero feliz ,
has terminado este reto,
el final ya has culminado,
reconfortado y contento.

Corazón

No dejes que dañen tu corazón noble
por dardos lanzados por quien mal te quiere,
no ofrezcas tu blanco al odio y rencor,
y cierra tu puerta al que herir pretende.

No des gozo a quien te aborrece, y
alegrarse quiere con tu sufrimiento,
levanta tu espíritu y escoge el vivir
de espaldas al mal, sin abatimiento.

La amargura no es ave que anide en verano
con rayos de sol y luz en la aurora,
en la obscuridad, invisible, sigilosa acecha,
para inocular su amargo elixir
en el corazón que a su lado mora.

Da cobijo en tu casa, a los peregrinos
que con sencillez a tu puerta llaman
cantando canciones de amor y de paz
que al atardecer, serenan tu alma.

Escoge en tu vida, y llénala toda
de amores y sueños, y gratos recuerdos,
deja lo que hiela los brotes que nacen
en tu vergel verde, cuando aún son tiernos.

No es bueno llenar nuestro corazón
hecho para amar, de resentimientos,
no es éste el lugar para almacenar
los malos sentires y feos pensamientos.

Libera tu ser de lastres pesados
que grávidos, impiden tu vuelo.
Y rompe, veloz, los lazos que atan tu fiel corazón
a las mezquindades que irradia este suelo.

Adios a una amiga

No quiero que rasgue el dolor mi pecho
porque adiós te diga con gran sentimiento,
no es la tristeza, sí gratos recuerdos
los que de ti guardo para mis adentros.

No quiero empañar con mi triste llanto
tu historia cargada con mil hechos buenos,
sino valorar, con saber profundo,
tu amistad valiosa, que tanto yo aprecio.

Has cumplido tu grata misión, con acierto,
llegaste a la meta, sin perder el tiempo,
dejando vergeles sembrados, que crecen,
y que continúan tu quehacer postrero.

No dejaste lagunas vacías para llenar luego,
ni buenos propósitos, mirando a los cielos,
llenaste tu vida sencilla, de dulces amores
que donaste, alegre, a los que quisieron.

Vacío dejarás en nosotros, los que te queremos,
sentiremos tu ausencia de madre, de amiga,
pero complacidos de haber compartido
tu vida irradiante de paz, que el dolor mitiga

Amistad y alegría ofreciste a raudales
en todos tus días, en todos los tiempos,
porque la tristeza no es don de los ángeles,
y tu vida entera, fue de un ángel bueno.

La niña enferma

Una rosa está varada
en la mar del sufrimiento,
espumas blancas la cubren
sin estropear sus pétalos.

Su quilla se haya prendida
en el lecho del silencio,
esperando una marea
que la devuelva a los vientos.

No ha trazado aún la ruta
que la lleve, con el tiempo,
por caminos que recorran
los mares y los océanos.

La esperanza, que la inunda
y que adormece su lecho,
la mantiene vigilante
mientras aguante su pecho.

Al atardecer un ángel
tiñe su cara escarlata,
tornando su clavel rojo
en blanca rosa de plata.

Su sonrisa no es abierta
como cascada de espuma,
la frena su enfermedad
disfrazada de amargura.

En las noches de silencio
si Morfeo no la visita,
su fantasía torna en sueños
que llenan su corta vida.

Su barca surca los mares
entre arrecifes, sin prisa,
perdiéndose entre colores,
que, dulce, besa la brisa.

Retorna de su periplo
con las estrellas del alba,
todo ha sido fantasía,
varada sigue en su cama.

La niña ya no sonríe,
en sus labios de violetas
una mueca se dibuja
cuando una sonrisa intenta.

La nevada

El sol apaga sus luces,
las estrellas no titilan,
las nubes se visten pardas
porque el frío las domina.

La bóveda celestial
abre sus puertas de plata,
e ingrávidas mariposas
se posan en la montaña.

Mas no son multicolores,
ni sus alas son de grana,
han cambiado su vestido
por una túnica blanca

Los verdes campos contemplan,
con envidia no menguada,
la blancura de los montes
y quieren también lograrla.

Solicitan, con premura,
que Bóreas le de la gracia
de cambiar su manto verde
por otro de blanca lana.

Todo es blanco,no hay colores,
no hay iris en las quebradas,
las noches parecen días,
la luna no está de guardia.

Ya no hay caminos ni sendas
que bajen de la montaña,
ni veredas polvorientas
que lleven a las cabañas.

La vida ya está dormida,
cubierta por blancas sábanas,
y las aves mañaneras
no cantan en la alborada.

Los árboles disfrazados
de personajes fantasmas,
enseñan cuchillos blancos
hechos de hielo y escarcha.

La blancura no es eterna,
tiene sus horas contadas,
pues muy pronto se producen
jirones en esta capa.

Sólo esbeltos centinelas
que otean en la montaña
no cambian su traje blanco
por la ropa de campaña.

Se terminó la nevada
la vida recobra forma,
los animales del bosque
de sus guaridas retornan.

La barca

Surcas los mares ufana
hiriendo tu quilla el agua,
sorteando los peligros
los vientos, la tramontana.

Las olas mecen tu cuna,
la espuma lava tu cara,
el viento besa tu vela
tus remos baten el agua.

No necesitas senderos,
dulcemente te desplazas
dejando detrás de ti
arroyos de leche blanca.

No quieres herir la mar
cuando la mar está en calma,
mas pronto curas su piel
si es que tu quilla la daña.

Cuando la galerna aprieta,
si surcando vas las aguas,
recoges tus blancas velas,
con los mástiles se abrazan.

Si te cruzas con veleros,
como novia te engalanas,
lanzas al viento tu manto
y sirenas te acompañan.

Cuando despliegas tus velas,
no son velas que son alas,
y tú linda mariposa
que libando va las aguas.

Los delfines juguetones
mojan tu traje de gala,
y lo secan con sus colas
como abanicos de palma.

Coqueta, por femenina,
para ti es espejo el agua,
y tu belleza acrecientas
al entrar por la bocana.

Eres la reina del puerto,
los buques cuando tú pasas
abren sus ojos de acero
para ver tu bella estampa.

Escucha tu alma.

No interrumpas con palabras
al alma que habla en secreto,
y te susurra a tu oido,
cuando el cuerpo está en silencio.

Hay que prestar atención
y concentrarte, sincero,
para captar el mensaje
que llega a tu pensamiento.

No te llega con bullicio,
ni acompaña al estruendo,
la finura de su voz
tienes que oirla en silencio.

No es cuestión de que no entiendas
ese lenguaje secreto,
se trata de la armonía,
y no de los decibelios.

La fuente de inspiración,
la raiz de los proyectos,
sólo nacen si los riegas
con el agua del silencio.

El alma no sabe hablar
al que jamás está atento,
perdido en sus laberintos
sin tranquilidad y sosiego.

Escucha esos dulces sones
que, quedos, buscan encuentro
con el que vela esperando
la visita de sus sueños.

Bálsamo de luz y amor
son pensamientos sinceros,
que trazan nuevos caminos
y tu vida siente abiertos.

No apagues con fuerte voz
la inspiración y el consejo
que nace en la reflexión
que aprendemos con el tiempo.

Oye a tu alma que habla
a tu corazón sincero,
no hacen falta las palabras
porque habla al pensamiento.

Noche de estrellas

Nunca había visto los cielos
como una noche, entre pinos,
pernoctando en la montaña,
en campamento, con niños.

Sin luz que nos impidiera
ver un campo florecido
con millones de luciérnagas
pendientes de blancos hilos.

Manto inmenso de un gran palio.
Bóveda de azul marino,
nitidez en las estrellas,
pulcritud en sus caminos.

El espíritu se siente
cautivo y muy sorprendido
con tan grandiosa visión,
de un universo infinito.

Tus pensamientos se pierden,
tus referencias se han ido,
todo es pequeño en la Tierra,
parece estar comprimido.

Pasas la horas mirando,
Morfeo esta noche no vino,
vas visitando en tu mente
la grandeza de este sitio.

Estrellas y más estrellas
contemplas en el camino
de Santiago, cuando miras
con ojos casi dormidos.

Me han secuestrado esta noche,
volando, mis pensamientos,
he abandonado la Tierra,
terrenal ya no me siento.

Mis pies sí pisan el suelo,
pero mi espíritu inquieto
va visitando una a una
las damas del firmamento.

Todas miran, complacidas,
el audaz atrevimiento,
de quien se atreve a añorar
un sitio en el universo.

Paseo por el parque de Garajonay

No quiero romper tu intimidad, Garajonay,
no quiero ser un extraño en el bosque,
permitid que imagine que soy
un elfo encantado, que no desentone.

Que recorre tus sendas, sin dejar
huellas en los tiernos brotes,
sin romper la armonía, al caminar,
que reina, en quietud, en el verde bosque.

Quiero observarte, feliz, al contemplar
tus roques que juegan, mirando a las nubes,
que se abrazan con ellas y besos se dan,
tejiendo de verde, tu manto, en la cumbre.

Los vientos alisios de agua te nutren,
y las hojas nuevas de adernos y tilos,
madroños, laureles, mocanes y brezos,
con lágrimas tiernas, tu negra faz cubren.

Me adentro, en silencio, en la laurisilva,
son vivientes fósiles, que al tiempo han vencido,
santuario y templo de tiempos pasados,
señal que nos muestra que el tiempo se ha ido.
Prosigo mi ruta abriendo los ojos,
túneles abiertos al sol que penetra,
oyendo el arrullo y el canto sonoro
de mil ejemplares de tu fauna endémica.

Encuentro a las dryadas sentadas en los árboles,
quedando prendado de su gran belleza,
converso con ellas, en lenguas extrañas,
del bosque encantado, ellas son las reinas.

Mi amado

Espero que acabe el día,
que aparezcan las estrellas,
que el sol recoja su manto
escondiéndose en la Tierra.

Y que no salga esta noche
la luna fulgente y llena,
que no alumbren los faroles
ni aparezcan las luciérnagas.

Ni las estrellas titilen,
ni antorchas en las cavernas,
que se retrase el reloj
del alba, y que tarde venga.

Que los sueños se prolonguen,
que esta noche no haya velas,
que la quietud y la paz
reine por toda la Tierra.

Mi amado llega en silencio
sutil, ligero se acerca,
ingrávidos son sus pasos,
dulce su bella presencia.

Quiero que llegue mi amado
como don de primavera,
que cuando toque a mi puerta
la encuentre del todo abierta.

Que nadie mire su rostro,
que nadie su hermosura vea,
porque es mi espejo, mi vida,
donde mi ser se recrea.

El timbre de sus palabras
suena a melodía fresca,
y embriaga con sus susurros
mi alma que lo contempla.

Su mirada fulgurante
ensombrece a las estrellas,
y sus bellos ojos brillan
como destellos de perlas.

Al alba se va mi amado
que yo nunca el alba vea
que se pierda en los caminos
para que mi amado vuelva.

Razón-Sentimientos

Siento que dos fuentes manan en mi alma
una de agua fría, la otra de agua cálida,
las dos manan juntas, pero separadas,
una se desborda, la otra siempre en calma

Pero en la alberca mezclan sus dos aguas,
la fría nivela el calor que exhala
la que a borbotones, sin control ni tasa,
sale del naciente, de calor sobrada.

Son los sentimientos que agitan mi alma,
que la zarandean con fuerza no humana,
y que los sentidos le prestan su cara.

Pero un fiel guardián defiende mi casa,
es la razón, que hace de madre y de aya,
que sabiamente sus excesos calma.

Al drago de Icod

Como una nube que envuelve
con volutas de leyenda,
es la historia de mi drago
emblema de nuestra tierra.

Reecarnación milenaria
de seres, que el fuego engendra,
y recobran nueva vida,
metamorfosis perfecta.

Con los tiempos te transformas,
cambiando tus lisas sedas,
por arneses repujados
presto para la pelea.

Tus ancestros se remotan
a fantásticas leyendas,
de dragones protectores
de encantadoras doncellas,

que el jardín de las hespérides
ofrece como azucenas,
como rosas que engalanan
la belleza de esta tierra.

Ves pasar por ti los tiempos,
en tu eterna primavera,
te saludan al pasar
mas contigo, no se quedan.

No tienes savia que corra,
ni vasos que la contengan,
venas con sangre inmortal
renueva tu vida eterna.

Aborígenes prendados
de tu magia sempiterna,
simbiosis practicaban
con la sangre de tus venas.

Tu corona mira al cielo,
y de noche, las estrellas
tejen guirnaldas de flores
que a tus ramas se las prestan.

Generaciones pasadas,
a tu sombra solariega,
alaban tu noble porte
y como a su rey veneran.

Ceres, queriendo obsequiar
a esta tierra, por ser bella,
sembró este drago divino,
y le donó vida plena.

Jinete andaluz

Cabalgando en tu alazán,
centauro de piel morena,
estampa arrogante muestras,
escultura de una pieza.

Rasgos cetrinos te marca
el sol de sierra morena,
pinceles de oro dibujan
tu piel de aceituna negra.

Caracoleas elegante,
arabescos en la arena
forman la patas, bailando,
de tu montura de seda.

Montas sobre cartujanos,
tordos de capa nívea,
inteligentes caballos,
orgullo de nuestra tierra.

Hablas con ellos con gestos,
no fustigas su presencia,
y acaricias con cariño
sus ensortijadas testas.

A ritmo bailan contigo
en acompasada fiesta,
espectáculo que envidian,
cautivadas, las estrellas.

Jinete en las romerías,
enamoras las romeras,
y en la drupa de tu potro
cabalga tu dama bella.

Soles lucen tus arneses
cuando paseas por la feria,
y las mocitas suspiran
al verte en tu jaca negra.

Jinete de Andalucía
caballero que luciera
el honor y la palabra
con fortaleza de piedra.