jueves, 30 de septiembre de 2010

La barca

Surcas los mares ufana
hiriendo tu quilla el agua,
sorteando los peligros
los vientos, la tramontana.

Las olas mecen tu cuna,
la espuma lava tu cara,
el viento besa tu vela
tus remos baten el agua.

No necesitas senderos,
dulcemente te desplazas
dejando detrás de ti
arroyos de leche blanca.

No quieres herir la mar
cuando la mar está en calma,
mas pronto curas su piel
si es que tu quilla la daña.

Cuando la galerna aprieta,
si surcando vas las aguas,
recoges tus blancas velas,
con los mástiles se abrazan.

Si te cruzas con veleros,
como novia te engalanas,
lanzas al viento tu manto
y sirenas te acompañan.

Cuando despliegas tus velas,
no son velas que son alas,
y tú linda mariposa
que libando va las aguas.

Los delfines juguetones
mojan tu traje de gala,
y lo secan con sus colas
como abanicos de palma.

Coqueta, por femenina,
para ti es espejo el agua,
y tu belleza acrecientas
al entrar por la bocana.

Eres la reina del puerto,
los buques cuando tú pasas
abren sus ojos de acero
para ver tu bella estampa.

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