Espero que acabe el día,
que aparezcan las estrellas,
que el sol recoja su manto
escondiéndose en la Tierra.
Y que no salga esta noche
la luna fulgente y llena,
que no alumbren los faroles
ni aparezcan las luciérnagas.
Ni las estrellas titilen,
ni antorchas en las cavernas,
que se retrase el reloj
del alba, y que tarde venga.
Que los sueños se prolonguen,
que esta noche no haya velas,
que la quietud y la paz
reine por toda la Tierra.
Mi amado llega en silencio
sutil, ligero se acerca,
ingrávidos son sus pasos,
dulce su bella presencia.
Quiero que llegue mi amado
como don de primavera,
que cuando toque a mi puerta
la encuentre del todo abierta.
Que nadie mire su rostro,
que nadie su hermosura vea,
porque es mi espejo, mi vida,
donde mi ser se recrea.
El timbre de sus palabras
suena a melodía fresca,
y embriaga con sus susurros
mi alma que lo contempla.
Su mirada fulgurante
ensombrece a las estrellas,
y sus bellos ojos brillan
como destellos de perlas.
Al alba se va mi amado
que yo nunca el alba vea
que se pierda en los caminos
para que mi amado vuelva.
jueves, 30 de septiembre de 2010
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