No dejes que dañen tu corazón noble
por dardos lanzados por quien mal te quiere,
no ofrezcas tu blanco al odio y rencor,
y cierra tu puerta al que herir pretende.
No des gozo a quien te aborrece, y
alegrarse quiere con tu sufrimiento,
levanta tu espíritu y escoge el vivir
de espaldas al mal, sin abatimiento.
La amargura no es ave que anide en verano
con rayos de sol y luz en la aurora,
en la obscuridad, invisible, sigilosa acecha,
para inocular su amargo elixir
en el corazón que a su lado mora.
Da cobijo en tu casa, a los peregrinos
que con sencillez a tu puerta llaman
cantando canciones de amor y de paz
que al atardecer, serenan tu alma.
Escoge en tu vida, y llénala toda
de amores y sueños, y gratos recuerdos,
deja lo que hiela los brotes que nacen
en tu vergel verde, cuando aún son tiernos.
No es bueno llenar nuestro corazón
hecho para amar, de resentimientos,
no es éste el lugar para almacenar
los malos sentires y feos pensamientos.
Libera tu ser de lastres pesados
que grávidos, impiden tu vuelo.
Y rompe, veloz, los lazos que atan tu fiel corazón
a las mezquindades que irradia este suelo.
jueves, 30 de septiembre de 2010
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