jueves, 30 de septiembre de 2010

Al drago de Icod

Como una nube que envuelve
con volutas de leyenda,
es la historia de mi drago
emblema de nuestra tierra.

Reecarnación milenaria
de seres, que el fuego engendra,
y recobran nueva vida,
metamorfosis perfecta.

Con los tiempos te transformas,
cambiando tus lisas sedas,
por arneses repujados
presto para la pelea.

Tus ancestros se remotan
a fantásticas leyendas,
de dragones protectores
de encantadoras doncellas,

que el jardín de las hespérides
ofrece como azucenas,
como rosas que engalanan
la belleza de esta tierra.

Ves pasar por ti los tiempos,
en tu eterna primavera,
te saludan al pasar
mas contigo, no se quedan.

No tienes savia que corra,
ni vasos que la contengan,
venas con sangre inmortal
renueva tu vida eterna.

Aborígenes prendados
de tu magia sempiterna,
simbiosis practicaban
con la sangre de tus venas.

Tu corona mira al cielo,
y de noche, las estrellas
tejen guirnaldas de flores
que a tus ramas se las prestan.

Generaciones pasadas,
a tu sombra solariega,
alaban tu noble porte
y como a su rey veneran.

Ceres, queriendo obsequiar
a esta tierra, por ser bella,
sembró este drago divino,
y le donó vida plena.

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