Con haces de jaras secas,
con tomillos y romeros
calienta el horno,Vicente,
el hornero de este pueblo.
Llamaradas se desprenden,
parece un pequeño infierno,
y el fuego calienta el aire
en los meses del invierno.
Mas cuando llega el verano,
parece aún más infierno,
no hay quien se acerque a su boca,
el calor es muy intenso.
Toma Vicente la pala
de madera, y largo remo,
y los panes va metiendo
en el horno, con esmero.
Los coloca uno a uno,
situados en el centro,
y las cenizas ardientes
barre para los extremos.
Las mocitas llevan roscas
mazapanes y buñuelos,
que el panadero horneará
cuando el pan saque del fuego.
El horno huele a delicias,
a tomillo y a romero,
y sabores celestiales
desprenden los panes nuevos.
Los vende a cuatro reales
a las mujeres del pueblo,
y con él llenan sus casas
con aroma de pan tierno.
Es el sustento del día
con algún que otro alimento,
que a la familia mantiene,
y que sea por mucho tiempo.
domingo, 4 de abril de 2010
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