jueves, 10 de mayo de 2012

España necesita otra estructura política.

La historia de los pueblos no debe servir de vademecum para repetirla, sino de libro de meditación para no caer de nuevo en los mismos errores . Esta crisis nos debe enseñar mucho, si es que tenemos voluntad y deseos de aprender. A la sombra de la crisis hemos descubierto muchas cosas, muchas burbujas, y la principal no ha sido la de la construcción, sino la de la política. Tenemos una estructura política que es un monstruo que devora a sus hijos, es insoportable, y urge un cambio radical en ella. Nuestra democracia se estructuró pensando mucho más en contentar a los políticos que en buscar el bien del pueblo. Se formó una politocracia en lugar de una democracia y esto nos ha demostrado que los beneficiados son aquellos que pertenecen a la casta política, pero no el pueblo.

Es urgente reformar la Constitución, que es la base, para poder hacer una reforma. en profundidad, de toda la estructura política del país. Pero me temo que los políticos no estén dispuestos a perder sus privilegios, y que les interese más su propio bienestar que el buen funcinamiento de la vida pública. Y si los políticos no están dispuestos a perder sus privilegios, sus estructuras políticas innecesarias y costosísimas, ¿Qué nos queda al pueblo?.........

No se concibe una democracia donde haya privilegiados que estén fuera de la ley. Todos conocemos alcaldes de pueblos pequeños ganando unos sueldazos que jamás los obtendrían trabajando en una empresa privada, por su falta de preparación y escasa productividad. Y esto porque no hay una ley que indique y regule los honorarios de los ediles, ellos están fuera de la ley, se pueden asignar el sueldo que quieran..... si esto es una democracia, venga Dios y lo vea.

Hay que trasformar las actuales autonomías, estos pequeños Reinos de Taifas que tenemos hoy, en estructuras funcionales, operativas, eficientes, reduciendo los gastos y las duplicidades. No hacen falta para nada 18 parlamentos, ni infinidad de organismos innecesarios, que solamente sirven para gastar dinero y colocar a los amiguetes. Habría que estudiar e imitar la política norteamericana, que a pesar de ser un país rico, brilla por su austeridad.

O se hace una reforma en profundidad, buscando el bien de los ciudadanos, o la verdadera democracia nunca arraigará en España, porque nace ya viciada, dirigida y encaminada al servicio de unos pocos y, de esta manera, el pueblo nunca la podrá reconocer  como propia.