jueves, 26 de mayo de 2011

Pagar justos por pecadores.-P-

Los vaivenes de la política es una cosa a la que los ciudadanos de la democracia tenemos que estar acostumbrados, a veces una circunstancia o un acontecimiento, lo tenemos en nuestra reciente historia, es suficiente para cambiar el sentido del voto de una gran masa de votantes. Pero otras veces este cambio se va gestando poco a poco, día a día, por el malestar que la situación general va produciendo en los ciudadanos.

Las recientes elecciones autonómicas y locales nos han demostrado que para el ciudadano no existe gran diferencia, dentro de los estamentos políticos que nos gobiernan, a la hora de emitir su voto. El gran descontento, muy justificado, que hoy existe en la sociedad por el mal gobierno del Sr. Zapatero, el votante lo ha identificado con el partido socialista y le ha retirado su confianza, votando a otros partidos.

Hay ayuntamientos, diputaciones, cabildos, comunidades autónomas que estaban gobernadas por el P.S.O.E. que han sido barridos por la ola del descontento general, no por deméritos propios, sino que han sido víctimas de su partido, y éste, a su vez, de los malos gestores del Gobierno central, que es el que ha creado el tsunami.

Les doy la razón a aquellos miembros del partido que en lugar de primarias prefieren celebrar un congreso; creo que lo necesitan. El partido socialista es un partido muy importante para la actual democracia española, y a todos nos interesa que busquen soluciones a sus problemas y sepan escoger un líder de peso, una persona prudente, sensata, bien formada y que se dejen de experimentar con novatos que no sabemos los resultados que nos pueden acarrear. Los experimentos se han de hacer en tubos de ensayo y no en la caldera principal de la factoría.

A veces se cae en la tentación de querer poner personas jóvenes, sin experiencia, y sin haber demostrado su valía, en cargos muy importantes y de mucha transcendencia, con la esperanza e intención de que arrastren a la juventud a los rediles de un partido. Craso error, un líder debe tener prestigio, un líder desprestigiado es un antilíder y en lugar de atraer, hace el efecto contrario. No tenemos que repasar historia alguna para constatarlo, es pura actualidad. Espero que el partido socialista, al que le deseo todo el bien del mundo, haya meditado y sacado próposito de enmienda.