A Margarita, sonrisa que alegra
los buenos momentos.
No existen brillantes amaneceres
si no contemplo tu bella sonrisa,
sublima y serena mi alma, cual brisa
que sopla suave, colmando placeres.
Claveles rojos susurran caricias
que inundan mi oido de sones celestes,
agua cantarina de verdes vergeles
son para mi vida alegres albricias.
Despiertas en mí dormidos amores
que brotan de nuevo en mi jardín viejo,
pinceles que crean fragantes colores.
Tu voz melodiosa, música dulce
que atrae, y silencia sentires extraños,
que a tu corazón mi senda conduce.
martes, 29 de diciembre de 2009
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