miércoles, 5 de agosto de 2009

A la acrópolis de Atenas



Siento alegría y tristeza al contemplaros
nobles ruinas de un pasado glorioso,
alegría por la historia que vivisteis,
tristeza por vuestro estado ruinoso

Si Pericles levantara la cabeza
y mirara el Partenón arruinado,
a los dioses del Olimpo increpara
por haber permitido tal estado.

Dejad que, triste, haga una trampa al tiempo,
que me traslade, por unos instantes,
como en un sueño, a siglos postreros,
y vivir las maravillas reinantes.

Tu saliste de las manos de Fidias
partenón dórico, de mármol albo,
áurea morada de Atenea Partenos,
templo excelso, santuario y lugar sacro.

Marmóreo pentélico Erecteión
y de orden jónico,te hizo Filocles,
Cariatides en el pórtico sur
y ágora de disputa de los dioses.

Mnesicles, genial arquitecto ideó
los Propíleos, monumentales pórticos
y entrada occidental de la acrópolis,
parecen fachadas de templos dóricos.

Siento las melodías de aquellos tiempos
sonar en El odeón de Herodes ático,
y hasta sus cítaras y arpas resuenan
en un concierto histórico y cromático.

Las tragedias de Sófocles recuerdo,
e imagino a los cómicos declamar
en el teatro del errante Dioniso,
y sus gradas, como oyente, ocupar.

Con destructora y diabólica semilla
sembraron tu vientre los otomanos,
y en la barbarie de la dura guerra,
te la explosionaron los venecianos.

Las aves de rapiña te asaltaron
llevándose en sus garras tus tesoros,
Cariátides y frisos se llevaron,
levantando su vuelo presurosos.

Después de este fantástico periplo
resignado vuelvo a la realidad,
acrópolis, te observo como eres,
aunque anhelo recobres tu beldad.









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