No puedo sentir más honda tu ausencia,
una huella perenne has dejado en mi alma,
mi espíritu ya no encuentra la calma ,
no puedo olvidar tu grata presencia.
Jirones dejados en el camino,
compañeros de rutas compartidas,
anhelos y realidades vividas
con idéntico horizonte y destino.
Amor y cariño has ido sembrando
sin mirar en donde caía tu semilla,
generosa, amable, tu vergel creando.
Y en tu adios postrero nos maravilla
la quietud madura de tu semblante
plenitud de una existencia sencilla.
domingo, 25 de octubre de 2009
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