domingo, 22 de noviembre de 2009

A los niños del cable.

Se ha agitado mi espíritu dormido,
ya la sorpresa la daba por muerta,
pero han situado mi alma en alerta
ángeles sin alas de un cielo perdido.

El abismo acecha sus cortas vidas,
frágiles vuelan pendientes de un cable,
camino de la escuela irrenunciable,
por campos, senderos, vías atrevidas

No tienen más puente que un hilo de hierro
acróbatas obligados, sin redes
protectoras que salven su vuelo.

Niños inocentes que anhelan saber,
venciendo alegres la dificultad
que implica el barranco al atardecer.

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