Plaza de toros de Pozoblanco
Puñales astados vuelan
por el coso de los llanos,
no sabemos a quien buscan
ni a quien estarán buscando.
Cuervos metálicos vienen
con sus alas anunciando
desgracias sobre los ruedos,
inquietud en los establos.
No son jinetes de muerte
por los brujos anunciados,
ni bandoleros curtidos
en las sierras ocultados.
Ni pegasos unicornios
con su puñal afilado,
ni los castaños caballos
de picadores armados.
En sus garras afiladas
de toro cetrino y bravo
lleva la muerte encriptada
en las astas de Avispado.
La arena ya no es albero,
escarlata se ha tornado,
todo es rojo en esta tarde,
hasta helios en su ocaso.
La luz que alumbra la plaza
sus colores ha trocado,
sólo se ha quedado el rojo,
los demás se han apagado.
Los capotes y muletas ,
por virtual daltonismo,
sus bordados difuminan,
son de raso rojo, liso.
Ya se ha posado la parca
en el coso de los llanos,
y fúnebre va buscando
la negritud de un astado.
La muerte juega al azar
vestida de toro bravo,
desparrama su semilla
en el vientre de un muchacho.
Coso por donde han pasado
toreros y toros bravos,
esta tarde estará siempre
gravada sobre Los Llanos
.
jueves, 5 de noviembre de 2009
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