Recordando un personaje entrañable de mi niñez, "El tío trapero"
Con su carreta y su mula,
por las calles, pregonando,
intercambio de retales
el trapero va buscando.
Se para en las cuatro esquinas
con las mujeres hablando,
y cambia los trapos viejos
por jarras, platos o vasos.
Regatea con las mozas
las piezas solicitadas,
pide más, da marcha atrás,
y terminan regaladas.
Las viejas gomas que traen
los niños en sus talegas
se las cambia por juguetes
y muy contentos los deja.
Pero a veces son tan pocas
que hasta el juguete no llegan,
y un puñado de algarrobas
le ofrece por todas ellas.
La viejecita empeñada
en el ajuar de su nieta,
reune cestas de trapos
que cambia por ropa nueva.
Y si le traes una piel,
aunque sea de conejo,
te donará un caballito
de cartón, pero sin pelo.
Cuando llega a la plaza,
en el corazón del pueblo,
la gente rodea su carro,
oyendo su ofrecimiento.
Montado en una banqueta,
su mercancía va ofreciendo
a la gente que le escucha,
curiosa por ver su género.
Muchos curiosos se marchan
oído ya el pregonero,
pocos negocian con él
con chatarra o con dinero.
Ya terminada la tarde,
con paso cansino y quedo,
termina su diario cambio
el popular tío trapero.
miércoles, 17 de febrero de 2010
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