No viremos la cabeza
si nuestra atención reclama
el huérfano de la guerra
que la vida le arrebatan.
No viremos la cabeza
ante los pueblos que claman
bienestar para sus cuerpos,
libertad para sus almas.
No viremos la cabeza
ante el dictador que mata,
que se adueña de los pueblos
y a los que impune masacra.
No viremos la cabeza
ante el mendigo que llama
a nuestras cómodas puertas
y una limosna reclama.
No viremos la cabeza
ante el enfermo, en su cama,
que nos pide compañía
con su mirada empañada.
No viremos la cabeza
si consuelo nos demanda
el que triste y solo vive
con soledad en el alma.
No viremos la cabeza
si nuestra mano reclaman
para ayudar al que cae,
o pasar quiere la plaza.
No viremos la cabeza
al que necesita calma
y una sonrisa nos pide
para serenar su alma.
No viremos la cabeza
a gente desesperada,
démosle un rayo de luz
que ilumine su esperanza.
No viremos la cabeza
si la injusticia demanda
que nuestras voces alcemos
condenándola sin pausa.
No viremos la cabeza
ante la ambición malsana
de los que privan al pobre
de los bienes que trabaja.
Sentir con otro se llama
compasión entre dos almas,
no es lástima ni tristeza
es amar con las entrañas.
domingo, 28 de febrero de 2010
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