A Artur Mas se le ha visto el plumero, al afirmar que Dios no quiera que el PP saque mayoría absoluta en la próximas elecciones. Los tiempos han cambiado. En los albores de nuestra democracia, cuando creíamos en la buena voluntad de los políticos, y que todos tirarían de un mismo carro para llevarlo a buen destino, pensábamos que era bueno tener gobiernos sin mayoría, para que no cayeran en la tentación de gobernar con arrogancia y que sus actuaciones lindaran los límites de las posturas dictatoriales. La experiencia, vivida durante este período de tiempo, nos ha hecho cambiar de opinión, ante el comportamiento de los partidos minoritarios, sobre todo los nacionalistas. Los padres de la constitución fueron muy generosos con las minorías de todo tipo, creyendo que de ese modo, se integrarían en un proyecto común, pero también a ellos los han engañado.
Hemos constatado que el gobierno de España les trae sin cuidado y lo que han hecho, no ha sido otra cosa que chantajearlo , por estar en minoría, y han conseguido para sus autonomías concesiones, a todas luces, fuera de la homogeneidad que debe caracterizar al conjunto de las autonomías de toda la nación. Poco a poco van minando la integridad y las competencias del gobierno central, y si los tribunales, incluido el Supremo, dictaminan en contra de sus apetencias, no admiten sus sentencias. Partidos que no admiten la constitución ni los dictámenes del supremo, ¿pueden coexistir con un estado democrático?.....
Está claro su temor por las mayorías, sean del PP o del PSOE, se le acabaría la posibilidad de chantajear más al gobierno. Ante este panorama, los electores, que no tenemos predilección por ningún partido, también tenemos el temor de tener gobiernos débiles, en minoría, y fácilmente chantajeables, y deberíamos tomar la decisión de darle mayoría absoluta al partido que, en cada ocasión, creamos que deba gobernar y, de este modo, acabar con todos los chantajes.
domingo, 26 de diciembre de 2010
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