Anhelo la soledad,
esos momentos que siento
que mi alma se sincera
con tranquilidad y sosiego.
Que mi espíritu se expande
y se sale de mi cuerpo,
de este recinto cuadrado
que se ha quedado pequeño.
Siento vibrar sus latidos
por la noche, entre sueños,
sueños que son realidad
porque mi vida son ellos.
Me encanta vivir en paz
en un mundo tan guerrero,
y la obscuridad me trae
aquella luz que yo anhelo.
Oigo susurros cercanos
rodeados de silencio,
es mi soledad amada
que a mi me habla muy quedo.
No quiere romper la noche
ni causar desasosiego,
sólo hacerme compañía
pues sabe que la venero.
Cuando le digo el adiós
porque el alba, de regreso,
toca a mi alma extasiada,
yo despierto un hombre nuevo.
viernes, 29 de abril de 2011
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