Nunca me canso si miro
el azul de los océanos,
la blancura de los montes
el horizonte y los cielos.
Nunca me canso si miro
el fuego que llevo dentro
cuando te miro a la cara
y tu sonrisa contemplo.
Nunca me canso si miro
los blancos campos de invierno,
ni los copos de la nieve
sobre las hojas cayendo.
Nunca me canso si miro
la cara de un niño tierno,
la inocencia que destila
su mirada de ángel bello.
Nunca me canso si miro
por la noche, el firmamento,
estrellas y más estrellas,
mundos lejanos, inmensos.
Nunca me canso si miro
las rosas de tus recuerdos,
las que sembraste en mi alma
cuando lo hiciste en mi huerto.
Nunca me canso si miro
el riachuelo que contemplo
cuando la tarde me invita
a pasearme entre abetos
Nunca me canso si miro
los prados, y los corderos
retozar entre las flores,
nubes que bajan al suelo.
Nunca me canso si miro
los niños en el recreo,
alegres correteando
vidas que empiezan de nuevo.
Nunca me canso si miro
aquello que más deseo
la felicidad del hombre
viviendo en un mundo nuevo.
viernes, 1 de abril de 2011
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