Andalucía se transforma
los días de semana santa,
perdiendo su identidad,
pues la cambia esta semana
por la tierra de Jesús
el que el domingo de palmas
comenzara su pasión
que a la humanidad salvara.
Sus templos abren cancelas
porque ajustadas las andas
de cristos y dolorosas
sus estrechas puertas pasan.
Clarines rompen los aires,
el silencio, en lenta calma,
procesiona por las calles
y se adueña de las almas.
Los pueblos y las ciudades,
sin tramoya, se transforman
en caminos del calvario
y en montículos del Gólgota.
Guiones de nazarenos
forman alineada escolta
alumbrando con los cirios,
que lágrimas de cera lloran.
Y las dolorosas damas
con mantillas españolas
acompañan a su virgen,
que afligida gime y llora.
Escuadrones de romanos
vistiendo a la vieja usanza
con sus corazas y picas
y sus brillantes espadas.
Todos forman el cortejo
de nuestra semana santa
y mantienen la costumbre
del pueblo que llora y canta
con desgarros de saetas
que salen de las gargantas
de un pueblo de sentimientos
que arraigan en sus entrañas.
Así es esta Andalucía,
así es su semana santa,
dolor, piedad, y alegría,
barroca y mística estampa.
viernes, 22 de abril de 2011
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