Cuando miramos atrás
recordando los momentos
que nos hicieron felices,
¿Por qué no fueron eternos?
No supimos estirar
los instantes de contento,
y dejamos que se fueran,
y no nos fuimos con ellos.
La vida no es esperar
ni soportar sufrimientos,
hemos de saber atar
nuestros felices momentos.
No hay prisa cuando gozamos,
que se detenga ese tiempo,
que las horas y minutos
años se tornen de nuevo.
Todos queremos borrar,
de nuestras vidas, los hechos
que destilan sensaciones
preñadas de sufrimientos.
La flor de la vida son
los agradables momentos
que nos dan satisfacción
alegría y gran contento.
martes, 3 de mayo de 2011
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