No veo ningún debate de políticos ni asisto a ningún mitin, es que me aburre oir tantas palabras que el primero que no se las cree es el que las está diciendo, ya que está recitando un papel, pero se le nota que es un mal cómico. Pero a veces me encuentro con algunas frases que son para reirse a mandíbula batiente.
El Sr. Rubarcaba, gran disimulador de la realidad, dice, con todo aplomo, que la sanidad de la Comunidad de Madrid es muy mala, que por el contrario la de Castilla la Mancha es excelente. ¿Dónde vamos el resto de España cuando tenemos una operación delicada que hacer, a Toledo, a Guadalajara o a Madrid? Cuando buscamos un buen cirujano, cuando en los hospitales de otras comunidades autónomas han fracasado, ¿a dónde recurrimos? No estoy escribiendo de memoria, soy uno de tantos españoles que ha pasado por esta experiencia, y gracias a los buenos cirujanos de Madrid y a sus medios, se llevó a cabo satisfactoriamente la operación que en otros hospitales no fueron capaces de hacer.
No se puede mentir al pueblo de esa manera, los ciudadanos nos meremos un poco más de respeto, y como no somos tontos, lo único que hacen los que así hablan es desprestigiarse ante la opinión pública. Es una muestra más de por qué la clase política actual tiene tan poco crédito en nuestro país, y es que el descrédito se lo han ganado a pulso.
Otra florecilla, en este caso es de Tomás Gómez, candidato al ayuntamiento de Madrid. Hablando de enseñanza. Primero miente diciendo que él ha estudiado en la escuela pública, habiéndolo hecho en un colegio privado: es indiferente que estudie donde quiera, lo que no es indiferente es que mienta. A continuación lanza una serie de diatribas contra la enseñanza concertada y privada. Parece ser que este señor tiene muy poca memoria y no quiere ver la realidad de las cosas, porque hoy día los padres se desviven por llevar sus hijos a la concertada y si sus recursos económicos se lo permiten a la privada no concertada, por algo será. Y este algo está muy claro, la calidad.
Si en sus manos estuviera borraría de un plumazo toda enseñanza que no fuera pública, cargándose la que da mejores resultados y es de más calidad, y que es más apreciada por la sociedad, pero aunque no fuera así, ¿qué entiende este personaje por libertad, sus cuatro ideas fijas?
Espero que los madrileños sean lo suficientemente inteligentes como para evitar que semejante personaje llegue al gobierno de la comunidad, que sí lo serán, sin duda alguna. Pero es que hay personajes que la calidad les molesta, sobre todo si ésta se produce en el campo contrario, parece que no están habituados a codearse con excelencia de ninguna clase.
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